Por: Nelson Germán Sánchez Pérez -Gersan-
Todos en Colombia estamos de
acuerdo en que se requiere desactivar lo que se conoce como la bomba pensional,
donde por "derecho a igualdad", inventado y defendido a raja tabla
por los magistrados que se benefician de ella, se subsidian las pensiones más
altas igual que las bajas.
Con esta reforma a las pensiones
está sucediendo lo mismo que con la de la salud; la pelea, el pataleo y la puja
es por quien maneja la plata. En la salud, la de la intermediación, en las
pensiones, la operación financiera del dinero de quienes ahorramos. Así de
sencillo, póngale el disfraz que quieran.
Esta reforma pensional no toca
los regímenes especiales de congresistas, magistrados, presidente, fuerzas
militares y hasta magisterio. Siguen incólumes. Perjudica de frente a los jóvenes
y todo aquel que quiera un pensión digna y no miserable. Uno, porque limita los montos de cotización
del sistema público y dos porque no obliga a los Fondos Privados a que les den
a los pensionados el dinero contante y sonante, con intereses, rendimientos,
utilidades de todos los negocios e inversiones que hicieron con su plata a lo
largo de la cotización. Es el viejo estilo de pensamiento de que crear equidad
es repartir pobreza por igual.
Una reforma que en filosofía y
propósito pasa el año, pero que en realidad no soluciona nada, como la mayoría
que hemos visto de este y los anteriores gobiernos del país.
La fórmula y solución para
esta y otras reformas es simple: Reducir el tamaño del Estado central, mayor
descentralización y autonomía presupuestal y financiera para las regiones, no
crear más burocracia con la inversión de ministerios, direcciones, gerencias,
institutos y consejerías innecesarias, por no decir inútiles.
La platica que no se roban ni
malgastan desde el nivel ejecutivo alcanza y los impuestos y regalías usufructo
de bienes de la Nación deberían ser para inversión pública necesaria, que ya
todos sabemos dónde y en qué. Punto final.