Por: Nelson Germán Sánchez Pérez
El sector bancario es cosa
seria, casi de no creer. Claro, aprovecha el despelote, la falta de gestión
informativa del Estado, de rigor y prontitud procedimental de este último para
"jugar" con la plática pública, que debería ser sagrada.
Lo digo porque por lo menos 25
mil millones de pesos de recursos en cuentas de la Gobernación del Tolima,
mantenían unos bancos bloqueados o congelados porque sí o a lo mejor esperando
a que se dieran cuenta y se los reclamarán, creo.
Resulta que por la acción que
hacen ellos -los bancos- respecto de medidas cautelares o de embargo, ordenadas
por un juez o la justicia contra entidades públicas, como prevención congelan
las cuentas que tengan recursos. Todo indica que en nuestro despelotado y
desarticulado sistema estatal se envía la información a todas las entidades
bancarias para que procedan a cumplir el mandato judicial, así sea solo sobre
una, al final, sobre la que realmente se aplique efectivamente dicho
congelamiento; pero al parecer, los bancos fondos y orondos deciden bloquear a raja tabla sin preguntarse o
indagar entre sí y en su propio sistema financiero, si ya alguien congeló una
cuenta por aquella orden particular del juez, si hizo efectivo el congelamiento
de los dineros públicos solicitado.
Es decir, los bancos congelan
automáticamente y deje así. Desde ese momento no quedan ya disponibles para la
entidad estatal, en este caso la Gobernación del Tolima. El nuevo Gobierno
departamental, en cabeza de Hacienda y Tesorería, al percatarse de la no
disponibilidad de tal cantidad en sus haberes, comenzó la titánica tarea de
reclamar y desenmarañar para poder usar e invertir esa plata pública, que es de
todos.
Ahora bien, resulta que al
parecer 15 mil millones andaban congelados en el Banco de Bogotá, y otros miles
en BBVA, Davivienda y AVVillas, hasta completar los 25 mil millones de pesos.
Adicionalmente a esto, hasta la propia Contraloría resulta poniendo los ojos
respecto a esos dineros congelados, porque se crea una especie de doble cuenta
sobre los mismos, porque una parte de los recursos se pueden disponer y otras
no, generando el ente de control la observación pertinente ante el enredo.
Pero, adicionalmente, para
poder recuperar su propio dinero depositado en los bancos, la Gobernación debió
oficiar banco a banco solicitando información sobre el porqué de esos recursos
bloqueados o congelados y pidiendo la relación detallada con los soportes, de
los procesos judiciales por los cuales se tomó dicha medida.
Pero eso no bastó para
desbloquear las cuentas, entonces debió cumplirse una reunión posterior del
propio equipo jurídico y financiero de la Gobernación, presidida por la
Gobernadora del Tolima, con gerentes y representantes de los bancos para que
detallarán caso a caso los supuestos embargos u órdenes que no permitían girar
esos dineros.
Y ¡oh, Sorpresa! De un momento
a otro luego del encuentro, colorín colorado, los recursos estaban
desbloqueados; disponibles a un clic de distancia para la Gobernación, es
decir, ahora sí podía disponer de su propia plata -bueno, de la plata pública
de todos- depositada en los bancos desde el año anterior.
Cuando me enteré de tal
situación tan sui generis para mí, mientras participaba de una reunión en
función de tareas de universidad-empresa-estado, me saltaron preguntas simples
y obvias: ¿Por qué no avisan los bancos sobre eso apenas llega un nuevo
gobierno, sea cual fuere? ¿Qué hicieron con esa plata esos 45 días o fueron
muchos más desde el 2023? ¿A cuánto equivalen los rendimientos financieros de
25 mil millones en esos días, se supone, en favor de los tolimenses? ¿Qué
hubiera pasado si no se hace el reclamo de oficio y la reunión? ¿Con base en
qué estaban retenidos y sobre qué soporte real y procesos judiciales?
¿Prestaron los bancos esa plata, la pusieron a trabajar o apalancar inversiones
privadas o públicas? ¿Les dieron uso
para préstamos? ¿Se movieron de esas
cuentas a otras esos miles de millones? En fin. Ojalá todo tenga rápida y clara
respuesta al ser dineros de todos los contribuyentes. ¿Cuántos casos más como
estos estarán presentándose en otras entidades estatales de la región?
Y en el caso de la Gobernación
del Tolima, al parecer, la situación no pararía allí, porque siguen en estudio
otros congelamientos, cuyo valor podría alcanzar los 60 mil millones de pesos o
algo más.
En fin, por ahora será seguir ahorrando en el
tarrito de las monedas y poniendo billeticos estirados debajo del colchón, al
menos ahí los puede uno disponer sin que otro por x o y se los retenga y
congele por meses, y luego me toque oficiar y reunirme para que me los den.