Por:
Por: Alejandro Rozo
Los
seres humanos han aprendido en parte la lección que ha dejado la primera parte
de la pandemia, dos olas anteriores dejaron un profundo aprendizajes y
dolorosas experiencias: Algunas buenas como los avances de la ciencia, inversiones
en unidades de cuidados intensivos, y el posicionamiento de la virtualidad,
otras fueron complejas, tristes y devastadoras; amigos o seres queridos se
quedaron en medio de la batalla contra el Coronavirus, otros han salido
adelante quedando con secuelas. Se han buscado ganadores y perdedores, héroes y
culpables, sin embargo, la enseñanza que esto ha significado para todos, ha
servido para aprender a ser más resilientes, incorporando nuevos hábitos
sociales y estilos de vida.
A
pesar de estar el país en pleno proceso de vacunación el incremento de
contagios y la ocupación de camas UCI, viene en aumento, la razón lógica,
radica en que es más rápido el proceso de contagio que el de aplicación de
vacunas, las cuales por cierto no tienen una efectividad del 100%, lo que
significa un riesgo latente. Es tan así, que el hecho de haber aplicado algunas
vacunas no significa que la batalla esté ganada, o que el virus haya
desaparecido, al contrario, el Coronavirus, puede venir con nuevas
manifestaciones, mutaciones o variantes (Cepas), que lo pueden hacer más
agresivo y mortal, al momento de cumplir su objetivo.
Iniciamos
una Semana Santa en medio de nuevas disposiciones preventivas, toques de queda,
restricciones que deben ser acatadas con total responsabilidad, porque lo
cierto es que no podemos permitirnos por ningún motivo vivir otro diciembre
como el de 2020, ni mucho menos otro enero como el que pasamos, donde la
ocupación de Unidades de Cuidados Intensivos llego a su tope, todo por las
celebraciones de fin de año, todo ello como consecuencia de la flexibilidad que
otorgaron las autoridades en cuanto al cumplimiento de medidas de contención,
pero en especial, por la irresponsabilidad de la gente.
Debemos
asumir esta tercera ola con total compromiso y responsabilidad, en pocas
palabras, !no dar papaya¡, porque el costo asumido ya ha sido muy alto, en gran
parte porque la responsabilidad recae en cada quien, más que en los gobernantes
o en el Sistema de Salud. Las medidas de
bioseguridad se deben mantener, el uso del tapabocas, el lavado de manos, la
aplicación de gel anti bacterial y el aislamiento social debe ser una constante,
de lo contrario veremos los efectos en la salud, y, peor aún en la economía.
Todos
lo sabemos, no es un secreto que ya estamos llegando a la !tercera ola de
contagios por Covid-19", no obstante, los arduos esfuerzos realizados por
las diferentes Instituciones, el Sistema de Salud, los gobernantes y los
Programas implementados para detener la pandemia que nos fustiga
implacablemente. Tenemos que tener en cuenta que sin importar que se hubiese
empezado a vacunar a la población más vulnerable, tenemos que comprender que
ello no frenará los contagios en el resto de la población.
El
sector turístico, de entretenimiento y otros, esperan poder equilibrar en parte
semejante descalabro económico, como lo fue el del año 2020, muchos empresarios
han hecho hasta lo imposible por no cerrar sus empresas y mantener el empleo, esta
no es una decisión individual, es una decisión colectiva necesaria para sostener
la economía.
Autocuidado,
prudencia, responsabilidad y buen ejemplo, se convierten en el mejor complemento
para que este capítulo de la historia tenga un final feliz.