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Realmente como fenómeno social
de estudio es interesante ver como la vida pública, la institucional corre
rápidamente, en parte gracias a lo instantáneo de los medios de comunicación y
las redes sociales, mientras la percepción es que la vida cotidiana va muy
lenta hoy. El ritmo de las ciudades mismas desaceleró. Se rompió un paradigma
cultural de todo es social y estemos amontonados y tal vez nazca un nuevo virus
como dijo el filósofo Zizek, !una sociedad alternativa, de solidaridad global y
cooperación¡.
Entre las horas del
teletrabajo, conversar por teléfono, cocinar, ver alguna película, ponernos al
día en libros, tomar baños más largos, pareciera haber tiempo para casi todo. Es
cierto que esta nueva velocidad de la vida genera un impacto económico real, pero
uno mayor emocional, anímico, mental que no se puede descuidar ni tomar a la
ligera.
En esta pandemia de
coronavirus cuidarnos del contagio y la exposición resulta tan importante como
cuidar la salud mental, especialmente de quienes ya viven con depresión,
ansiedad o puedan desarrollar trastornos mentales de algún tipo o quienes
puedan generarlo producto de la zozobra, el encierro, el compartir 24 x 7 en
espacios comunes y en cierro.
El cómo tolerar la
incertidumbre, preocuparse por lo desconocido, así como estar permanentemente a
la expectativa de qué pasará, pueden dar al traste con la tranquilidad personal
y alterar la sana convivencia obligatoria, señalan expertos como Rosie
Weatherley, de la asociación de salud mental Mind.
Por eso, para protegerse a
usted y los demás evite sobre exponerse a noticias sobre esta pandemia y
hacerlas parte del lenguaje cotidiano mientras conversa, cena, realiza
actividades lúdicas o cotidianas de arreglo del hogar. Es mucho mejor tener un
tiempo específico para mirar o leer noticias, así como las redes sociales que
pueden generar infoxicación. Leer un libro, hacer una rutina corta de
ejercicios, desactivar notificaciones también puede ayudar su mente y espíritu.
Recomiendan los expertos que
las medidas de prevención y salubridad se lleven a cabo, se cumplan, pero sin exacerbar
procesos de ansiedad, por tanto no deben ser altamente rígidos ni impositivos.
El actualizar agenda
telefónica y correos de amigos, familiares y colegas es también buena
alternativa para tener otro canal de comunicación en este aislamiento y buscar
compañía o conversaciones distintas para alimentar los pensamientos y el solaz.
Frente a la situación actual los
niños, adolescentes y adultos mayores pueden salir altamente afectados porque
sus rutinas cambiaron de tajo, por tanto, expertas como Gladys de Bothe,
psicóloga clínica, a quien tuve ocasión de entrevistas para Ciudad Adentro,
recomiendan usanzas establecidas pero no inflexibles, es decir, cumplimento de
tareas y oficios de la casa, pero también
horas para estar con sus aparatos tecnológicos, hacer pereza, ver
televisión, pintar, colorear, hacer títeres, juegos de mesa, leer un libro o leerlos juntos
y comentarlo, ver una película juntos, compartir la mesa, cocinar juntos,
conversar y hacer preguntas curiosas (¿qué te gusta más del colegio o de la U?
¿Qué no te gusta, qué esperar ser de profesional? ¿cómo te ves, cuáles son tus
sueños? ¿qué piensas de esto que está pasando¡¦?). !Mire si para los niños es
duro y se aburren en espacios abiertos, con movimiento, jugando, pues ahora es
muy duro sin poderlo hacer¡, señaló la experta.
Recordó que en estos tiempos
de encierro y permanente convivencia se baja la tolerancia y se sube la
irritabilidad, producto de la ansiedad. Por lo cual es necesario hacer cosas
tan obvias y sencillas como respirar profundo, parar, pensar antes de hablar y
tener muchos más fuertes los niveles de autocontrol, porque ello servirá a
todos los que conviven en un mismo espacio.
Y como hoy inician las dos
semanas más de cuarentena, creo que estos consejos y reflexiones nos son útiles
a todos. Un abrazo virtual para mantener las normas de salud pública y el
protocolo.
Por: Nelson Germán Sánchez
Pérez -Gersan-