Por:
Por: Alejandro Rozo
Bien
lo diría Thomas Hobbes en su libro el estado Leviatán !El hombre es un lobo
para el propio hombre¡, queriendo explicar que la naturaleza del ser humano es
insaciable, egoísta, débil y supeditada a la avaricia de tener a toda costa lo
que otros tienen, especialmente el poder.
Por
estos días la dinámica de la política genera inmensas controversias en la
mayoría de círculos sociales, mientras unos se la juegan a como dé lugar por
acomodarse o reacomodarse con el objetivo de no perder ni un centímetro de espacio,
otros no saben que inventar para despotricar de los contendores, en especial de
aquellos que tiene gran aceptación en las masas. Los buenos jugadores atacan de
frente, no se distraen, no están mirando la paja en el ojo ajeno, están
concentrados y avanzan con el objetivo claro.
La
injuria y la calumnia hacen parte de ese juego sucio que usan como arma
aquellos débiles e impotentes candidatos que en el afán de querer conquistan a
incautos electores utilizan bajezas y artimañas para despotricar de los que han
logrado conquistar con realidades el corazón de los electores. Si nos
adentramos en la psiquis de esos pro hombres, dueños de la moral que quieren
obtener votos atacando a los demás, entenderemos que esa es una clara muestra
de inferioridad, debilidad y preocupación por los muy escasos o casi nulos
argumentos de los que disponen, pues no tiene ni un solo logro para mostrar.
En
otra esfera están los que aplican al pie de la letra la teoría maquiavélica,
esa que dice: !el fin justifica los medios¡, utilizando el juego sucio de la
falsedad moral. Sin desear el mal a nadie, cabe destacar que esos lobos
disfrazados de oveja, serán portadores de un karma que pagarán con creces,
quien ataca por la espalda y traiciona, estará eternamente condenado al fracaso
y la autodestrucción. Nunca crecerá en tierra fértil el fruto concebido con la
semilla de la manzana podrida de la deslealtad, en la política como en la vida
podrán existir equivocaciones como situaciones inherentes a la naturaleza del
ser humano, pero sin lugar a duda el peor de lo pecados es la deslealtad. En el
Tolima aquellos políticos que han prosperado en medio de la mentira, la maldad
o la traición, han sido castigados por la vida misma, mientras los servidores
que hasta hoy han sido altruistas frente a las necesidades de la comunidad
están ungidos por la mano de Dios.
Esos
que han crecido en medio de negras alianzas con grupos subversivos o
paramilitares y que han hecho llorar a miles de familias colombianas por la
utilización de prácticas desgarradoras como la violencia, el desplazamiento, el
secuestro y la extorsión, esos que han dejado profundas heridas y cicatrices en
la memoria de los colombianos, jamás podrán prosperar en tierra firme. La ley
de la vida, la ley divina siempre hará justicia por sobre todas las cosas.
Estamos
en medio de un proceso de depuración en el que las leyes de la selección
natural, darán muerte política de una vez por todas a aquellos parásitos que
poco o nada han hecho por el departamento del Tolima, esos desleales que han
estado más interesados en tomar la leche, pero no en alimentar la vaca sagrada
que los provee.
Este
próximo 13 de marzo los electores mostrarán con hechos la verdadera radiografía
de lo que pasa en el Tolima, mientras los peores caníbales políticos cavan su
propia tumba y se les acaba el tiempo para seguir haciendo campaña a partir del
desprestigio de sus contendores, los más propositivos deberán estar preparados
para salir victoriosos, izando como bandera un arsenal de proyectos, propuestas
y estrategias en pro del bienestar de colombianos y tolimenses.