OPINIÓN 07-09-2020
Por: Nelson Germán Sánchez
Pérez
A Ibagué se le está
presentando una excelente oportunidad para generar ingresos, reactivar sectores
del comercio, generar empleo y sobre todo lavarse la cara en el concierto
nacional frente al fango que le dejaron los forajidos e Luis H., sus
contratistas y abogados asesores (muchos de los cuales están hoy en el gobierno
en turno) en la memoria de los colombianos como ciudad corrupta, donde se
robaron la plata de los escenarios deportivos de los Juegos Nacionales.
No me refiero ni mucho menos
al recientemente inaugurado Túnel de la Línea (de un solo sentido) que está de
moda pronunciarlo como un mantra catalizador de los males que vivimos y el
supuesto gran reivindicador frente a necesidades económicas, de turismo y
desarrollo industrial. Lo cual ni creo ni se ve en el horizonte. Ojalá no se
convierta en el Túnel del adiós, del ver pasar.
Lo que quiero precisar es que
la ciudad debe tomar con todas sus fuerzas, seriedad requerida, gestiones
necesarias, acciones a las que haya lugar y todo un plan de relacionamiento
institucional con lo público y lo privado, la posibilidad de ser sede del Sudamericano
Sub-20 de Fútbol; un evento sin duda de mucha importancia en el mundo deportivo
del continente y que se desarrollará en febrero de 2021 en Colombia.
El Campeonato Sudamericano
Sub-20 “Juventud de América”, en donde se enfrentan las selecciones masculinas
de fútbol de este lado del mundo con jugadores de hasta 20 años, según dicen
los expertos, ha sido una excelente vitrina para jugadores destacados y de
talla mundial de todos los países de Suramérica y es analizado por los grandes
clubes de todo el mundo.
La Conmebol es su dueña y este
evento, más la Copa Libertadores y la Copa Suramericana, le ha representado en
los últimos cuatro años por lo menos 500 millones de dólares dado el incremento
de la asistencia a los estadios, derechos televisivos de transmisión y
patrocinadores, así como retrasmitir los partidos a través de redes sociales
como Facebook.
Para Ibagué es una oportunidad
de oro por el impacto que tendría en su ocupación hotelera, logística,
transporte, consumo al detal y turismo en todas sus áreas. Pero más allá de eso,
la oportunidad de que la ciudad se conozca en otros países, se referencie su
belleza natural, las posibilidades que ofrece en actividades al aire libre, en
turismo de naturaleza, lugares por visitar y recorrer en materia cultural y
gastronómica. En ocupar a los visitantes, especialmente periodistas deportivos,
personal de apoyo de estos, jugadores, familiares, aficionados e
influenciadores, con agendas que visibilicen la ciudad y la muestren de otra
manera. En una especie de resurgir de sus cenizas o pararse de sus escombros
–especialmente en lo relacionado a escenarios deportivos.
Ojalá que lo que se deba hacer
frente a la Conmebol se haga por parte de la administración municipal,
departamental y el Gobierno nacional –a provechar la destreza de Duque con las
pelotas-, a los congresistas – El representante Ferro gambeteando todo y el
senador Barreto repartiendo juego- frente a nuestros delegados a esa
confederación para que la ciudad sea sede de ese torneo. Ese sí que es un evento que nos serviría en
todo sentido en estos momentos.
Sin dejar nuestro sentido
crítico y de denuncia, no nos entretengamos en lo sin importancia, lo que no
aporta respecto a la búsqueda de realidades que apoyen posibilidades para que
nuestra ciudad recupere su confianza, se eleve la moral colectiva, se acabe un
poco el desánimo que se palpa o salidas para la crisis social, económica y de
desempleo que agobia. Ese evento nos devolvería en algo la esperanza en poder enderezar
el rumbo.
Y no es por ser criticones,
como dice a quienes ya no comen cuento ni callados en tono pseudointelectual, y
como gran aporte el Presidente de Cámara de Comercio de Ibagué, pero no vaya
hacer que el Eje Cafetero se ponga más las pilas –como pasó en los actos de la
inauguración del Túnel- y entonces esa obra sirva para que la gente que vaya al
Sudamericano en el Eje pase más rápido de largo por nuestra capital.
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