Por estos días, cuando en Ibagué soplan vientos de cambio cultural y la ciudad se reconoce cada vez más como un territorio musical diverso, una banda tolimense sigue recordándonos que la identidad también puede forjarse entre voces guturales, oboes que rasgan el aire y guitarras que cuentan historias más allá de lo visible. Hablo de Impromtus Ad Mortem, agrupación insignia del metal sinfónico y gótico colombiano, nacida oficialmente en 2003 y que hoy, después de 23 años de trayectoria, continúa llevando el nombre de Ibagué por escenarios del país y del mundo. La voz que cuenta esta historia es la de Juan Sebastián Salazar, guitarrista y representante del grupo. Pero lo que se escucha detrás es algo más profundo: la crónica de una banda que convirtió la disciplina en destino, el arte en proyecto de vida y el sentir humano en materia prima para hacer música. Un origen entre cuerdas y sombras Antes de que existieran los grandes conciertos, las nominaciones o las giras, hubo un pequeño grupo de jóvenes ibaguereños que decidieron desafiar la norma. En un país donde el metal era ya un acto de resistencia, hacer metal sinfónico —con oboe, violonchelo, piano y voces lírico-guturales— era casi un acto de fe. Los primeros pasos se dieron entre 2001 y 2003, cuando la formación inicial fue tomando forma con Diana Cuesta (voz y violín), Mauricio Varón (guitarra), Daniel Parra (bajo), Walter Monsalve (teclados) y el maestro Ricardo Vega en el violonchelo. Más adelante, llegaron Hugo E. Díaz con su distintiva mezcla vocal y Diego Nieto, bajista cuya temprana partida en 2005 marcó profundamente el rumbo emocional del grupo. Ese duelo, transformado en música, consolidó la identidad de la banda: metal profundo, melódico, espiritual y con un carácter teatral que no imitaba a nadie. El sonido que encontró su lugar Con el tiempo, Impromtus Ad Mortem se convirtió en una de las propuestas más representativas del metal gótico-sinfónico colombiano. Su mezcla de instrumentos académicos con estructuras de metal denso, su manejo del contraste lírico-gutural y su apuesta por letras poéticas les dieron un sello propio. Hoy, la alineación está conformada por: Mauricio Castro – Batería Manuel Reyes – Teclado Juan Salazar – Guitarra eléctrica Sergio Muñoz – Guitarra eléctrica Yoao Molina – Bajo Andrea Andrade – Oboe y voces Hugo E. Díaz – Voces líricas y guturales Un grupo de profesionales interdisciplinarios —músicos, gestores, docentes, productores— que encontró en esta banda no un hobby, sino un proyecto de vida. Tres álbumes para una historia La discografía de Impromtus Ad Mortem ha sido testigo de su evolución: 2007 – Infortunio Su ópera prima, lanzada bajo Artgot Records y presentada en Rock al Parque, donde su actuación fue catalogada como contundente. El debut que abrió las puertas. 2010 – Edén a Luz Centuria Un EP editado por el sello sueco Salute Records, con excelente recepción en Europa y Canadá. 2014 – Renacer Un álbum marcado por desafíos internos pero que fortaleció el estilo denso y compacto de la banda, abriendo una etapa de exploración sonora. 2019 – Symphonies of the Death Un trabajo renovado donde brillan los riffs de guitarra y el oboe. Fue destacado por medios especializados y nominado a los Premios Subterránica en 2020. Una obra que reafirma su madurez musical. Giras, festivales y un camino sembrado a pulso Desde su primera aparición en escenarios en 2005, la lista de conciertos habla por sí sola: Rock al Parque, Bogotá In Darkness, CaliGothic, el Festival Internacional Ibagué Ciudad Rock, presentaciones junto a After Forever y Eluveitie, y más de veinte festivales nacionales e internacionales. En 2025, la banda retomó con fuerza los escenarios gracias al reconocimiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, que los seleccionó como una agrupación de larga trayectoria. Así nació el "Contra Pulso Tour 2025". La gira comenzó en la Universidad del Tolima, durante la celebración de sus 80 años, y continuó por Pereira, Bogotá, Armenia y Manizales. Más que subir al escenario, Impromtus Ad Mortem abrió espacios a 11 bandas locales y ofreció talleres de producción musical, gestión cultural y creación artística, apostando por una circulación cultural más justa y diversa. El arte como resistencia Para Juan Salazar y sus compañeros, hacer metal sinfónico en Colombia es remar contracorriente. Mientras predominan sonidos desechables, ellos insisten en hablar de lo que pesa, de lo que duele, de lo que revela. La banda defiende la necesidad de escuchar sonoridades distintas, de cultivar el pensamiento crítico, de no temer a temas como la muerte, la enfermedad, la guerra o la realización personal. “Son tiempos oscuros —dicen— y sentimos el compromiso de hablar de ello desde nuestra estética artística”. Lo que viene Impromtus Ad Mortem se prepara para publicar nueva música el próximo año, además de dos EP en proceso, cuyo primer sencillo, “Oblivion and Fire” —lanzado el 30 de octubre— es un manifiesto contra los horrores del genocidio. La meta es regresar a los escenarios internacionales, retomar proyectos detenidos por la pandemia y seguir llevando la bandera de Ibagué con un sonido sólido, renovado y profundamente humano. Un orgullo para Ibagué y el Tolima En una ciudad conocida como cuna de músicos, Impromtus Ad Mortem demuestra que el legado no solo se escribe con bambucos y pasillos. También puede construirse desde la distorsión, los arreglos sinfónicos y la sensibilidad de quienes no temen mirar de frente las sombras del ser humano. Su historia no solo pertenece al metal, sino a la cultura tolimense. Y mientras sigan sonando, seguirán recordándonos que desde Ibagué también nace música de exportación, intensa, honesta y capaz de trascender fronteras. Puede conocer más de esta agrupación ibaguereña en su página web https://impromtusadmortem.com/ y sus redes sociales @impromtusadmortem.
POR: Natalia Gualanday - El Irreverente