En menos de tres años, Crocante Empanadas pasó de ser una idea nacida en medio de la pandemia a convertirse en uno de los emprendimientos gastronómicos más queridos de Ibagué. Con dos sedes, 11 sabores únicos y dos premios consecutivos como los mejores del Festival Expo Empanada, esta empresa familiar no solo vende empanadas: construye una historia de sabor, esfuerzo y orgullo tolimense. Llegué a un local muy colorido, me recibió con una empanada de morcilla calientita, que a simple vista ya prometía, pero al probarla... una delicia. La combinación de lo crocante con lo jugoso, más dos salsas caseras —una suave, otra más atrevida—, y una avena fría que sabía a hogar, fue el primer abrazo de bienvenida en Crocante Empanadas. El lugar es tranquilo, con buena música, cómodo, con esa atmósfera que se siente cuando algo está bien hecho: aquí hay sabor, calidad y felicidad. Ahí estaba Rubén Galindo, uno de los creadores de este emprendimiento familiar que, en apenas dos años, ha conquistado el paladar de Ibagué y se ha coronado bicampeón del Festival Expo Empanada Tolima. “Crocante es una empresa familiar”, me dice Rubén mientras se acomoda detrás del mostrador. “Estamos mi mamá, Teresa López, mi hermano Julián y yo. Arrancamos en pandemia, cuando todos estábamos buscando en qué ocuparnos. Una tarde cualquiera hicimos empanadas en la casa para compartir en familia y, sin darnos cuenta, ahí nació la idea”. Lo que empezó como una tarde de ocio se convirtió en un proyecto con visión. “Al principio eran para la familia, luego los amigos empezaron a pedir más... cada semana hacíamos más. En ese momento ni siquiera teníamos nombre, pero la gente ya hablaba de ‘las empanadas de la casa de Teresa’”, cuenta Rubén, con una sonrisa de quien aún no se acostumbra al éxito. En 2023, con el nombre Maria T Empanadas, participaron por primera vez en el Expo Empanada. Sin local, pero con mucha sazón, vendieron hasta la última unidad. “Ahí supimos que esto iba en serio. Y decidimos crear una marca: Crocante Empanadas. En 2024 abrimos nuestro primer punto de venta y al poco tiempo, uno más. Ahora tenemos dos sedes en Ibagué”. Y no es para menos. Hoy ofrecen 11 sabores: desde las clásicas de papa y carne, hasta creaciones como empanada de lechona, pollo con champiñón, aborrajada, choclo con queso, morcilla y hasta de tamal. “La de tamal fue la novedad este año. No la había hecho nadie antes, y fue un hit”, afirma con orgullo. Ese espíritu innovador y artesanal los llevó a ser los favoritos del público en el festival más importante del sabor tolimense. Por segundo año consecutivo, Crocante Empanadas se llevó el galardón como Mejor Expositor del Festival. “Para nosotros este reconocimiento significa todo. No solo por el premio, sino porque demuestra que el trabajo honesto, hecho con cariño, da frutos. Nuestra clientela ha sido clave. Ellos nos han empujado a crecer”. Antes de dedicarse a las empanadas, Rubén era auxiliar de enfermería y gestor de mercados. Su mamá ya estaba pensionada, y su hermano es arquitecto en Bogotá. Ninguno imaginaba que su destino estaría en una masa rellena de sabor, pero como dice Rubén: “Persistir, persistir, trabajar, trabajar. Si uno tiene una idea, hay que darlo todo”. Hoy sueñan en grande. “Queremos llevar Crocante por toda Colombia. Una empanada puede parecer pequeña, pero cuando lleva historia, corazón y sabor... puede cruzar fronteras”. Crocante Empanadas tiene dos puntos de venta en Ibagué: Sede principal y fábrica: Manzana B, Casa 13, Entreríos, bajando por la Ambalá, frente a la Bomba Terpel del Vergel. Segundo punto: Carrera 5ª con calle 37, carril bajando. Los encuentras en redes sociales como @crocanteibague en Facebook, Instagram y TikTok, donde comparten sus sabores, promociones y todo lo que hay detrás de su deliciosa historia. Son 100% ibaguereños y su sueño es llevar sus empanadas por toda Colombia. ¡Pero todo empieza aquí! Si vives en Ibagué, date el gusto y apoya este emprendimiento que lo deja todo en cada crocante bocado. Y mientras me despido, todavía con el sabor de esa morcilla en el paladar, pienso que quizás el secreto no está solo en los ingredientes. Está en el amor, la familia y las ganas de no rendirse. Eso también se siente. Eso también se come.
POR: Natalia Gualanday - El Irreverente