En esta historia contaremos los secretos ancestrales, que implementan los sanadores Holísticos a raíz de sus tradiciones naturales, esta es la historia de Deyanira Conde Ducuara. Quien desde pequeña, se sintió profundamente conectada a su herencia indígena Pijado, un legado que fluía por sus venas y que su padre, Simón Conde, le había transmitido con amor y dedicación.

Simón era un hombre sabio, un maestro en el arte de la pesca, un hábil artesano y un experto en el uso de plantas medicinales. Cada tarde, mientras el sol se ponía en el horizonte, Deyanira se sentaba a su lado, escuchando las historias de su infancia, los secretos de la tierra y los remedios que curaban las dolencias del cuerpo y del alma. La sabiduría de su padre se convirtió en la brújula que guiaría su vida.
Sin embargo, su padre, tras
su partida, Deyanira sintió un profundo vacío, pero también sabía que tenía una
misión que debía cumplir. Así nació ‘Sanadores Holísticos’, un proyecto que no
solo honraba la memoria de su padre, sino que también buscaba rescatar y
compartir el conocimiento ancestral con el mundo. En 2015, comenzó a dar forma
a su sueño, y en 2023, junto a su esposo, su hija y su sobrino, legalizó la
empresa, convirtiéndola en una familia unida por un propósito común.

Con cada planta recolectada
y cada tratamiento ofrecido, Deyanira no solo sanaba cuerpos, sino que también
educaba a las personas sobre la riqueza de su cultura y el poder de la
naturaleza. Sus pacientes no eran solo consumidores, eran estudiantes de la
medicina ancestral, aprendiendo a cuidar de sí mismos y de su entorno.
Es así que un día, mientras
trataba a una niña enferma de dengue, Deyanira se inspiró para crear algo
único. Su hija, Antonela, una niña de 12 años con una mente brillante, sugirió
hacer helados con jugo de caña para ayudar a elevar las plaquetas de los pacientes.
Así nacieron los ‘Helados con poderes’, una deliciosa forma de curar, que se
convirtió en un símbolo de esperanza y creatividad en su comunidad.

Con cada helado vendido,
Deyanira sentía que el legado de su padre seguía vivo. No solo estaban ofreciendo
un producto; estaban compartiendo una historia, un conocimiento y una conexión
con la tierra.
A medida que Sanadores Holísticos
crecía, Deyanira enfrentó desafíos en un mercado competitivo, pero su pasión
por ayudar a los demás y su compromiso con la educación la mantenían firme.
Cada paciente que entraba por la puerta era recibido con amor y respeto, como
si fuera parte de la familia.

En cada tratamiento, desde
la colonterapia hasta la limpieza energética, Deyanira enseñaba a sus pacientes
a reconectar con la naturaleza, a entender su propio cuerpo y a valorar el
conocimiento ancestral. Su objetivo era claro: dejar un legado que trascendiera
fronteras y generaciones.

A través de su trabajo,
Deyanira no solo estaba curando; estaba sembrando semillas de conocimiento y
esperanza. Su historia se convirtió en un faro de luz, recordando a todos que
la verdadera sanación va más allá de lo físico, y que en la conexión con
nuestras raíces y con la naturaleza, encontramos el camino hacia un futuro más
saludable y armonioso.
POR: Edilberto Buendia