En la Institución Educativa
Amina Melendro de Pulecio, un nombre resuena con especial melodía, Daniel
Oviedo Galeano. Profesor de música desde hace 47 años, su legado es una
sinfonía de dedicación y pasión por el arte de enseñar.
Daniel inició su carrera como
profesor en el Conservatorio del Tolima y se graduó en esta institución el 17
de noviembre de 1979. Su amor por la docencia no es un simple empleo para él;
es su vocación y fuente de felicidad. “Mi profesión es ser el docente más feliz
del mundo”, afirmó con orgullo. El maestro Daniel enseña violín y gramática
musical a más de 80 estudiantes cada año, comprometiéndose a formar músicos
competentes que toquen con excelencia al final de cada ciclo.
La carrera de Daniel comenzó
en 1977, cuando empezó a dictar clases en la escuela de música del
conservatorio. Allí descubrió su vocación por la enseñanza, impartiendo clases
de violín y gramática musical. "Nuestra generación, la mejor de la historia,
se destacó por su respeto y disciplina", recuerda Daniel con nostalgia.
Durante esos primeros años, los estudiantes practicaban bajo su guía y, en
muchos casos, estas clases eran pagadas como prácticas pedagógicas.
Daniel es el segundo de siete
hermanos, hijo de Daniel y Rosabel. Su madre, quien cantaba en el coro de la
catedral, inculcó en él el amor por la música. "Mi madre quería que uno de
sus hijos fuera músico, y así fue", dice Daniel con una sonrisa.
Su esposa, Martha Inés Reina,
también tiene raíces musicales, habiendo estudiado guitarra en la escuela de
música del conservatorio. Juntos tienen dos hijos, Juan Daniel y Santiago,
quienes han seguido los pasos de su padre en el mundo de la música. Juan Daniel
es saxofonista y está en su último año de doctorado en la Universidad del Sur
de Mississippi, mientras que Santiago es clarinetista y ha completado su
especialización en Canadá, preparándose para continuar sus estudios en la
Universidad de Miami.
El legado de Daniel trasciende
fronteras. Sus alumnos han llevado su enseñanza a diferentes partes del mundo,
convirtiéndose en embajadores del conservatorio y de su mentor. Carlos López,
un destacado estudiante, es ahora doctor en dirección en Estados Unidos. Javier
Reina, saxofonista, ha trabajado con grandes artistas y orquestas, incluso
dirigiendo en giras internacionales. La violista Lina Cáceres y otros alumnos
han seguido carreras exitosas, llevando la música colombiana a escenarios
globales.
Para el maestro, la música es más
que una profesión; es una herramienta de cambio social. "Si queremos que
este país cambie, pongamos a todos a cantar", afirma. La música, según él,
es el medio para alcanzar la sensibilidad y la felicidad.
Daniel Oviedo Galeano ha
dedicado su vida a la enseñanza y a la formación de músicos. Su historia es un
testimonio del poder transformador de la educación y la música. A los jóvenes
músicos, les aconseja: "La música es el camino para entender el mundo y
ser entendidos por él. Sigan su pasión y dediquen su vida a este arte
maravilloso."
La sinfonía de la vida de
Daniel Oviedo Galeano sigue resonando en cada nota tocada por sus estudiantes,
en cada melodía creada en las aulas del Conservatorio del Tolima. Su legado
perdurará, inspirando a futuras generaciones a encontrar en la música su propia
felicidad y realización.
¡Gracias maestro!
POR: Laura González Osorio