En cualquier parte de Colombia, donde se escuchen las
obras del maestro Cantalicio Rojas con ¡El Contrabandista!, y del maestro
Anselmo Durán con el ¡Sanjuanero huilense!, casi de inmediato vienen a la mente
un poncho, un rabo de gallo, una falda larga y un sombrero tejido de pindo, con
una disposición nata de sentir la festividad en el cuerpo. Y no es para menos,
ya que estas composiciones se convirtieron en elemento distintivo de la
identidad de esta región, que se ha proyectado a todo el país.
Estos aires marcan el ritmo del inicio de las fiestas
folclóricas de esta región. Tanto es así, que mujeres de diferentes
departamentos, se preparan en los conocimientos musicales y dancísticos
relacionados a estas y otras expresiones folclóricas. Todo, con el fin de
llegar a los reinados, para exaltar toda una apuesta artística que se compone
de música, baile, atuendo y saberes tradicionales.
El agasajo para las reinas del folclor y sus respectivas
delegaciones toma importante relevancia después de que los festivales son
institucionalizados. Es por eso que cada año al final de las fiestas, los
eventos de coronación congregan a un importante número de personas que acuden
para presenciar y festejar la elección de la próxima embajadora de esta
tradición ante el país.
Al estreno de las festividades no existía el reinado,
pero se realizaban otros rituales que aún permanecen como un recuerdo vivo en
la mente del maestro Libardo Lozano, quien estuvo presente desde el primer
festival folclórico en Ibagué, !el 24 de junio lo primero que se hacía era baño
ritual en el río magdalena en horas de la mañana.
Después se llevaba a cabo el recorrido por las calles con todas las delegaciones, donde se escuchaba el grito destemplado del campesino tolimense- ¡Iiiih San Juan!- más tarde por el río Combeima de Ibagué, bajaba San Juan en una barbacoa en medio de pólvora, hasta llegar al pueblo para emprender el desfile al son de tambores, danzas, chirimías y representaciones mitológicas¡.
Así mismo, en ambos festivales existía una fuerte
presencia de animales como el caballo para las cabalgatas, la pelea de gallos,
el rito de la preparación del cerdo, que, en el Tolima se prepara como la
tradicional lechona, sin arroz, un conglomerado de tradiciones culturales que
dan origen a una de las culturas más ricas del mundo por su arraigo cultural
que retoma todas las culturas colombianas hasta ser lo que conocemos hoy en día
como las fiestas de San Juan y San Pedro en el marco del tan icónico Festival
Folclórico Colombiano.
POR: Alexandra Echeverry Bonilla