Si se habla de ideas innovadoras para vender productos en la
ciudad, en esta historia hallaremos el ejemplo perfecto: una joven mujer que vende
arepas en forma de ¡tejo!, como las llaman sus clientes, en el corazón del
emblemático Parque de Belén de Ibagué.
Angélica García es una mujer nacida en Bogotá, tiene 27 años de
edad y un pequeño hijo de 12 años. Está radicada en Ibagué hace unos meses y su
apuesta fue la innovación y un producto distinto para el mercado popular. Y
acertó. Sus clientes dicen de ella que prefieren sus arepas por su tamaño,
precio y particular forma.
Este emprendimiento nació gracias a que su cuñado, desde el
extranjero, le envió dinero para hacer este proyecto realidad. Así fue creado
el producto estrella que conquista paladares en la zona, diseñado a partir de
un molde especial.
!Aquí vendemos arepas de 3.000, 7.000 y la ¡todo terreno!, que
vale 10.000. Trae carne, pollo, salchicha, chicharrón, huevo y maíz tierno. Los
clientes dicen que la arepa parece un ¡tejo! y algunos dicen que parece la Piedra
del Peñol. Esa la favorita de quienes visitan el Parque de Belén, aquí tenemos
dos puntos¡, relató Angélica.
De lunes a sábados, dijeron, venden más de 60 arepas ¡todo terreno!.
Y durante una alta temporada comercial logran comercializar entre 90 y 100
arepas diarias, siendo su diseño poco común lo que llama la atención. Por
supuesto, la curiosidad entra por los ojos y acaba con un estómago enamorado.
Sin embargo, entre lágrimas, Angélica recuerda con nostalgia a su abuela
materna, fallecida cuando ella tenía 24 años de edad, dejando en su corazón una
huella grande e imborrable que la ayudó a construir a pulso la mujer que hoy
es, echada pa! lante, valiente ante cualquier adversidad de la vida.
Esta mujer tiene un hijo, vive junto a su esposo que tiene dos hijas más, y juntos luchan por llevar el pan de cada día a su hogar. Para Angélica es indispensable seguir de pie así existan días buenos o días grises: ella no se detiene por muy difícil que sea la temporada e invita a todas las mujeres a dar un salto de fe y no tener miedo a la creatividad cuando un emprendimiento haya que arrancar.